Introducción

De acuerdo a los antecedentes del V Censo Nacional Agropecuario, en Chile existe un total de 294.400 equinos, de los cuales 160.733, realizan trabajo como animales de tiro (Hetz, 1988). Estos animales ejecutan labores de diversa índole ya sea como ani­males de transporte (carreteleros) o principalmente como fuerza de tracción en el desarrollo de faenas agrícolas como el arrastre de arado, rastras y otros equipos de labranza y de preparación de suelos. Sin embargo, a pesar de la importante contribución que los caballos de tiro hacen a la economía del país y al medio rural, el cuidado y manejo de estos animales es deficiente.

Debido a la importancia que la tracción animal tiene como fuente de energía en la agricultura, a partir del año 1984 se han implementado diversas  políticas tendientes a fomentar y ampliar las posibi­lidades de uso de la tracción animal en el país (Hetz y Carrasco, 1987). Como parte de esta política la Dirección General de Fomento Equino y Remonta del Ejército en conjunto con CORFO e INDAP, iniciaron el Plan Nacional de Fomento Equino para la Agri­cultura cuyo objetivo principal fue mejorar las razas caballares de tiro existentes en el país fomentar el uso de la masa equina y mular como elementos de trabajo en el agro, la minería y el transporte (Pirai­no, 1987). Para cumplir estos objetivos, se instala­ron diferentes estaciones de monta equina a lo largo del país las cuales se dotaron de potros fina sangre de tiro de las razas Percherón, Bretón y Belga Arde­nes. Si bien en la actualidad existen antecedentes estadísticos publicados, se tiene referencia de que este plan ha permitido obtener una descendencia con características fenotípicas mejoradas que ac­tualmente están iniciando su vida útil como anima­les de tiro en las diferentes explotaciones agrícolas del país.

El establecimiento de un tipo de caballo de tiro estándar, tiene gran relevancia para un amplio sector agrícola debido a que se contará con un animal de mayor corpulencia física y por ende de mayor fuerza de tracción, el cual debe ser manejado efi­cientemente con el fin de obtener una mayor utiliza­ción y rendimiento de estos animales. Por lo tanto, se considera de especial relevancia estudiar y com­parar las características morfométricas de los caba­llos mestizos actualmente existentes en la zona res­pecto de aquellas características que presentan los caballos descendientes de los potros fina sangre de tiro del Plan Nacional de Fomento Equino.

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 Trabajo financiado por: Proyecto FONDECYT 91-321.

Material y métodos

Para el estudio de las características morfométricas, tipológicas y de conformación del caballo de tiro mestizo criollo y de los descendientes de potros F.S. de tiro del Plan Nacional de Fomento Equino (PFE), se visitaron predios de pequeños, medianos y gran­des agricultores, ubicados en un área comprendida entre la Comuna de Curepto (VII Región) por el Norte y la Comuna de Laja (VIII Región) por el Sur.

La muestra de caballos criollos estuvo constitui­da por un total de 196 caballos de ambos sexos cuyos valores hipométricos fueron descritos en un estudio paralelo (Pérez y col., 1993). El grupo de caballos de tiro descendientes de potros F.S. del PFE. estuvo constituida por un total de 77 caballos. Sin embargo, con fines comparativos se selecciona­ron aquellos animales de ambos grupos que tuvieron una edad similar comprendida en el rango de 3,1 a 6 años. Por lo tanto se compararon los valores hipo­métricos de 37 caballos mestizos de tiro criollos con respecto de aquellos valores obtenidos en 26 caba­llos descendientes de potros F.S. del PFE.

1. Materiales

– Un pie de metro o cartabón graduado de aluminio de 2 metros de alto. – Una cinta métrica graduada de 2,5 m de largo. – Un cordel delgado de 4 m de largo. – Una cámara fotográfica (Cannon, AE– 1,35mm).

2. Método

2.1. Hipometría. Cada caballo se ubicó en un plano horizontal, con la cabeza en posición natural respec­to del cuello, con las extremidades paralelas entre sí y perpendiculares respecto del plano de sustenta­ción, en los que se midieron las siguientes variables:

Alzada: La alzada se midió con la ayuda de un pie de metro que se colocó vertical y paralelo al miem­bro anterior izquierdo y bajando su brazo horizontal hasta alcanzar la región de la cruz (5ª vértebra torá­cica, Figura 1).

Figura 1. Principales sitios de medición de las variables hipométricas en los caballos de tiro. (1: alzada, 2: perímetro tóracico, 3: perímetro metacarpiano, 4: longitud escápulo-isquial).

Perímetro torácico: Se determinó midiendo la longitud de un cordel que se pasó por detrás de la cruz del caballo, bajándolo por los planos costales inmediatamente detrás de los codos, y completando la circunferencia en la zona inferior del tórax (Figura 1).

Perímetro metacarpiano: Se determinó midienda con una cinta métrica la circunferencia de la caña (metacarpo) en su parte media, en el miembro anterior izquierdo (Figura 1).

Longitud escápulo–isquial: Se midió con la ayuda de 2 personas, una ubicada paralela a uno de los miembros anteriores del animal y que sostuvo el extremo anterior de la cinta métrica a nivel del encuentro (articulación escápulo–humeral), la otra persona dirigió la cinta en sentido posterior hasta alcanzar el punto de mayor convexidad de la nalga (músculo semitendinoso, sobre la punta del isquio (Figura 1).

Edad: En el caso de no contar con los registros de nacimiento se procedió a calcular la edad utilizando el sistema de cronometría dentaria (Ensminge 1973).

2.2. Clasificación tipológica: Esta clasificación se realizó calculando diversos índices derivados de la aplicación de las variables hipométricas.

2.2.1. Según índice anamorfósico (IA): en cada un de los animales se les calculó el IA utilizando la fórmula de Barón descrita por Cassai (1944) y Leig (1985):

 IA    = PT2/A
(PT2 = Périmetro torácico; A     = Alzada)

Este índice permitió diferenciar entre animales de tiro y velocidad, si el valor determinado era menor a 2,116 el animal fue clasificado en la categoría de velocidad. En cambio, si el IA calculado era mayor a 2,116 el animal fue considerado en la categoría de tiro.

2.2.2. Según datos hipométricos:

a) Peso estimado (PE): Según su PE los caballos se clasificaron en la siguientes categorías (Beltrán, 1954):

Tipo

Peso (Kgs)

Tractor de Labor Agrícola (TLA)

> 675

Tiro Pesado Lento (TPL)

551 - 674

Tiro Medio Pesado (TMP)

476 - 550

Tiro Liviano (TL)

411 - 475

Silla (S)

< 411

El peso de cada animal se determinó aplicando la fórmula descrita por Cortés (1979):

PE   = – 601.114 + 5.945 * PT2

(PT2 = Perímetro Torácico)

b) Índice corporal (IC): el IC se calculó de acuerdo a la fórmula descrita por Beltrán (1954):

IC    = (LRI/PT2)*100

(LEI = Long. escápulo-isquial; PT2 = perímetro torácico)

Según el índice corporal los animales se clasificaron en:

Tipo

IC

Brevilíneo

< = 82

Subrevilíneo

85,1 - 86

Mesolíneo

86,1 - 88

Sublongilíneo

88,1 - 90

Longilíneo

> 90

c) Débito kilogramétrico (DK): El DK se obtuvo mediante la fórmula descrita por Cassai (1944):

DK   = (30 * PT2/ A) * 0,75 * A

(PT2 = Perímetro torácico; A     = alzada)

La clasificación de los caballos se realizó en rela­ción al DK descrito para el tipo de Tiro Lento (84–103 kgm/s).

2.2.3. Clasificación según inspección: Para este es­tudio se tomó una diapositiva en vista lateral de cada animal a 5 m de distancia, posteriormente se hizo el estudio de la proyección de cada diapositiva, de acuerdo a la cual los animales se clasificaron en los cinco grupos descritos para la clasificación se­gún peso estimado.

Análisis de resultados

Las variables consideradas en el presente estudio se analizaron mediante un programa computacional Lotus 123 de un microcomputador IBM Modelo PS-30. Se calcularon los siguientes parámetros: me­dia aritmética, desviación estándar y coeficiente de variación, de cada una de las medidas hipométricas. Además, se determinó la distribución porcentual de individuos que presentan valores hipométricos de acuerdo a los rangos preestablecidos para los dife­rentes tipos de tiro.

Resultados

1. Hipometría

Como se observa en la figura 2, el promedio de alzada de los caballos descendientes del PFE es de 152,4 ± 5,9 cm, valor que es mayor al observado en los caballos mestizos de tiro criollos, que fue de 148,8 ± 6 cm.

Figura 2. Comparación de valores promedios de alzada, perímetro torácico y longitud escápulo- isquial, de caballos mestizos de tiro criollos y caballos descendientes del PFE.

En la figura 3, se compara la distribución porcen­tual de los valores de alzada de los caballos mestizos de tiro criollos y de descendientes del PFE. La mayor parte del grupo de caballos mestizos de tiro criollos (75,6%) presentó valores de alzada dentro del intervalo comprendido entre 143,7 y 155,8 cm. En cambio, el 69,2% de la muestra de caballos descendientes del PEF posee una alzada dentro del rango de 149,8 a 161,9 cm.

Figura 3. Distribución porcentual de caballos descendientes del PFE y de caballos mestizos de tiro criollos según rango de alzada, (Rangos: I: 131,5- 137,5; II: 137,6- 143,6; III: 143,7- 149,7; IV: 149,,8- 155,8; V: 155,9- 161,9; VI: 162- 168; VII: 168,1- 174).

El perímetro torácico promedio de la muestra de caballos descendientes del PFE alcanzó los 198,5 ± 13 cm mientras que en el grupo de caballos mestizos de tiro criollos, esta variable alcanzó a un promedio de 190 ± 9,7 cm (Figura 2). El 69,2% de la muestra de caballos descendientes del PFE presentó valores de perímetro torácico entre 194 y 234,1 cm, en tanto que, la mayor parte de la muestra de caballos mesti­zos de tiro criollos (59,4%) fue clasificada dentro de un intervalo menor, comprendido entre 173,9 y 193,9 cm (Figura 4).

Figura 4. Distribución porcentual de caballos descendientes del PFE y de mestizos de tiro criollos según rango de perímetro torácico (Rangos: I: 153,8- 173,8; II: 173,9- 193,9; III: 194,0- 214,0; IV: 214,1- 234,1; V: 234,2- 254,2).

La longitud escápulo-isquial promedio de la muestra de caballos descendientes del PEE fue de 168,5 ± 9,1 cm, promedio que es ligeramente mayor al observado en los caballos mestizos de tiro crio­llos, en los que fue de 162,9 ± 9 cm (Figura 2). La distribución porcentual según rango de longitud es­cápulo-isquial, mostró que el 75,6% de la muestra de caballos mestizos criollos presente valores den­tro del rango comprendido entre 151,8 y 171,9 cm. En cambio, el 73,1% de la muestra de caballos descendientes del PFE. presentó valores entre 161,9 y 192 cm (Figura 5).

Figura 5. Distribución porcentual de caballos descendientes del PFE y de mestizos de tiro criollo según rango de LEI (Rangos: I: 131,5- 141,6; II: 141,7- 151,7; III: 151,8- 161,8; IV: 161,9- 171,9; V: 172,2- 182,0; VI: 182,1- 192,1).

Como se observa en la figura 6, el perímetro metacarpiano promedio de la muestra de caballos descendientes del PFE fue de 24,0 ± 1,8 cm el cual es mayor al encontrado en los caballos mestizos de tiro criollos, cuyo promedio fue de sólo 21,4 ± 1,5 cm. Con respecto a la distribución porcentual, según rango de perímetro metacarpiano, la figura 7 mues­tra que el 96,1 % de los caballos descendientes del PFE presenta valores de perímetro metacarpiano mayores a 22 cm, mientras que en la muestra de caballos mestizos de tiro criollos sólo un 35,1 presentó valores superiores a esta cifra.

Figura 6. Comparación de los valores promedios de perímetro metacarpiano muestral, de machos y hembras, entre de caballos descendientes del PFE y de mestizos de tiro criollos.

El perímetro metacarpiano promedio de los ma­chos descendientes del PFE fue de 24,5 ± 1,6 cm, valor que es mayor al observado en los caballos mestizos de tiro criollos, en los que el promedio fue de 22,1 ± 1,8 cm (Figura 6). El 66,7% de los machos descendientes del PFE presentó valores de períme­tro metacarpiano mayores o iguales a 24 cm; en tanto que el 70% de los machos mestizos de tiro criollos presentó valores inferiores a dicha cifra (Figura 7).

Las hembras descendientes del PFE presentaron un perímetro metacarpiano promedio de 23,7 ± 1,6 cm, valor que es mayor al obtenido en los caballos mestizos de tiro criollos, los que alcanzaron un promedio de 21,1 ± 1,2 cm (Figura 6). El 94,2% de las hembras descendientes del PFE presentó valores de perímetro metacarpiano mayores o iguales a 22 cm, en tanto que sólo el 33% de las hembras mesti­zas de tiro criollas presentaron valores cercanos a esta cifra (Figura 7). 

Figura 7. Distribución porcentual de caballos descendientes del PFE y de mestizos de tiro criollo según sexo y rango de perímetro metacarpiano (Rangos: I: 16,0- 17,9; II: 18,0- 19,9; III: 20,0- 21,9; IV: 22,0- 23,9; V: 24- 25,9; IV: 26- 27,9).

2. Clasificación Tipológica

2.1. Según índice anamorfónico. La comparación de la clasificación tipológica según indice anamorfósi­co, demostró porcentajes similares en la distribu­ción porcentual de ambos grupos de caballos (Ta­bla 1).

TABLA 1 DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL DE LA CLASIFICACIÓN TIPOLÓGICA, SEGÚN ÍNDICE INAMORFÓSICO, DE LAS MUESTRAS DE CABALLOS DESCENDIENTES DEL PFE Y DE MESTIZOS DE TIRO CRIOLLOS

-

PFE

Criollos

Tiro

96,2%

97,3%

Velocidad

  3,8%

  2,7%

2.2. Según datos hipométricos

a) Peso estimado. El peso estimado promedio de los caballos descendientes del PFE fue de 579,1 ± 77,4 kg, valor que es mayor en 50,7 kg (P < 0,05), respecto del promedio encontrado en la muestra de caballos mestizos de tiro criollos, en los que el peso estimado alcanzó valores de 528,4 ± 65,6 kg.

La clasificación del tipo, según peso estimado, muestra que el mayor porcentaje de los caballos descendientes del PFE (53,8%) correspondió a ca­ballos del tipo tiro pesado lento, mientras que sólo el 38,8% de los caballos mestizos de tiro criollos fueron clasificados en esta categoría (Figura 8). En cambio el 43,2% de los caballos de tiro criollos tuvieron valores de peso estimado dentro de los rangos descritos para el tipo de caballo de tiro medio pesado (Figura 8).

Figura 8. Clasificación tipológica según peso estimado e inspección de caballos descendientes del PFE y de mestizos de tiro de criollos.

b) Proporciones según índice corporal. La dis­tribución porcentual de las proporciones, según ín­dice corporal, de los caballos descendientes del PFE y de los mestizos de tiro criollos, muestra que en ambos grupos de animales predominan los caballos con proporciones brevilíneas, le siguen en orden de frecuencia el grupo de caballos con proporciones mesolíneas. El mayor porcentaje de caballos con proporciones brevilíneas corresponde a la muestra de caballos descendientes del PFE (Figura 9).

Figura 9. Comparación de las proporciones, según índice corporal, de los caballos mestizos descendientes del PFE y de mestizos de tiro criollos.

c) Débito kilogramétrico (D. K.). El valor prome­dio de D.K. de los caballos descendientes del PFE fue de 89,1 ± 11,7 kgm/s, en tanto que en la muestra de caballos mestizos de tiro criollos el promedio fue de 81,5 ± 8,5 kgm/s. Como muestra la figura 10, el mayor porcentaje del grupo de caballos descendien­tes del PFE (53,8%) presenta un D.K. dentro del rango comprendido entre 84 y 103 kgm, mientras que sólo el 35,1% de la muestra de caballos mesti­zos de tiro criollos presentó valores de D.K. dentro de estos rangos. En cambio, el 62,6% de los caballos mestizos de tiro criollos presenta valores de D.K menores a 84 kgm/s, en comparación con sólo un 30% encontrado en la muestra de caballos descen­dientes del PFE (Figura 10). Se destaca el hecho que un 15,4% de los caballos descendientes del PFE presentó valores de D.K. mayores a 103 kgm/s, en tanto que el porcentaje correspondiente a la muestra de caballos mestizos de tiro criollos fue de sólo un 2,7% (Figura 10).

Figura 10. Comparación de la distribución porcentual de los caballos descendientes del PFE y de mestizos de tiro criollos según rango de DEbito Kilogramétrico.

2.3. Según inspección. La distribución porcentual de la clasificación del tipo, según inspección, mues­tra que el mayor porcentaje de la muestra de caba­llos descendiente del PFE (38,1%) corresponde a caballos del tipo tiro medio pesado, ocupando el segundo lugar los caballos del tipo tiro pesado lento (28,6%). En cambio, en la muestra de caballos mes­tizos de tiro criollos, el mayor porcentaje correspon­dió a caballos de silla (38,5%), seguido por los caballos de tiro medio pesado (28,2%) (Figura 8).

Discusión

La totalidad de la muestra de caballos descendientes del PFE estuvo constituido por individuos de prime­ra generación productos de los cruzamientos de po­tros F.S. de tiro con yeguas mestizas. Según Ens­minger (1973) es en esta etapa en la que se da el paso más importante en el mejoramiento genético, ya que estos individuos son portadores de un 50% del ma­terial genético del progenitor de raza pura. Sin em­bargo, será sólo al cabo de 3 ó 4 generaciones que se podrán obtener individuos que se asemejen en buena medida a la conformación de los caballos F.S. de tiro, ya que el aporte genético de los machos irá aumentando paulatinamente en desmedro del apor­tado por la masa de hembras criollas. Por lo tanto, esta labor requiere de persistencia en el tiempo y de incentivos que permitan que las hembras descen­dientes de este plan sean cruzadas sucesivamente con potros F.S. de tiro.

Los resultados del presente estudio muestran que un porcentaje importante de este grupo de caballos posee valores de perímetro torácico (38,7%), longi­tud escápulo-isquial (95,1 %) y perímetro metacar­piano (el 38,7% de los machos y el 80,7% de las hembras) que se encuentran dentro de los rangos descritos para el estándar de un caballo de tiro pesa­do lento (TPL). Sin embargo, sólo el 1,6% presenta una alzada suficiente para clasificarlos dentro de este tipo.

El hecho de que los caballos descendientes del PFE no se asemejen completamente al estándar de un caballo de tiro TPL se debería a que las hembras mestizas criollas utilizadas en los cruzamientos ab­sorbentes son muy disímiles en su morfometría en relación a potros F.S. de tiro. Lo que se demostró en un estudio paralelo sobre los valores hipométricos de los caballos mestizos criollos, en el que se con­cluye que existe una gran heterogeneidad de tipos raciales en los que predominan características mor­fológicas de animales de silla principalmente del tipo F.S. chileno (Pérez y col., 1993). Resultados similares a los descritos por Dussert (1987), en hembras mestizas de tiro criollas.

La heterogeneidad morfológica de la masa de hembras criollas ha llevado a obtener caballos des­cendientes del PFE con valores de alzada que fluc­túan entre 142 y 170 cm, el perímetro torácico que oscilan entre los 174 y los 223 cm, el perímetro metacarpiano entre 21 y 27 cm y la LEI entre 156 y 188 cm. Además, el peso estimado de estos anima­les fluctúa entre los 436 y 724 kg. Estos resultados tan heterogéneos destacan la importancia de realizar una adecuada selección de las hembras que se utili­cen en las sucesivas cruzas, usando como criterio el mayor parecido posible al formato de un caballo de tiro pesado lento. De este modo, se obtendrá una descendencia con características más parecidas al estándar (Dussert, 1987).

Las razas de los reproductores F.S. de tiro utili­zados en el PFE son la percherona, bretona y belga ardenes. La asignación de las razas por región de­pende de la Dirección General de Fomento Equino y Remonta, y se basa en las características morfoló­gicas y zootécnicas del ganado caballar criollo (Pi­raino, 1987).

En la VII y VIII Regiones se ha dado mayor importancia a la raza bretona por poseer gran rusti­cidad y fuerza de tracción. Además, se caracteriza por ser un animal apropiado para realizar trabajo en pequeñas explotaciones agrícolas, tales como labo­reo de suelos en cultivos intensiVOS, trabajos en horticultura, recogida de heno, movimiento de tro­zos en faenas forestales, etcétera (Zegpi, 1986).

El caballo bretón de montaña se caracteriza por ser una raza semipesada y por lo tanto, tiene un formato menor al de un percherón y belga ardenes, posee una alzada promedio de 158 cm con rangos que fluctúan entre los 152 a 163 cm (Beltrán, 1954; Zegpi, 1986). La utilización de machos reproducto­res y permite obtener caballos mejorados de alzada media y características morfológicas apropiadas a los requerimientos de tracción de pequeños y me­dianos agricultores (Leigh, 1983). Es probable que por esta razón la mayor parte de la muestra de caballos descendientes del PFE presenta valores de alza que están dentro del rango descrito para un caballo bretón de montaña.

Según Cassai (1944), los criterios de selección de los caballos de trabajo deben estar orientados a obtener un animal de alzada mediana que permita sacar un mayor provecho, haciendo uso de toda su energía. En comparación a los caballos de gran alzada, la eficiencia relativa de los animales de for­trnato medio puede ser mayor por el hecho de que el ángulo de tiro que se forma con el suelo es menor, por lo tanto, es menor la fuerza que debe desarrollar el animal sobre el apero y el equino (Carrasco, 1987; Cassai, 1944).

El progreso genético que se observe en los caba­llos descendientes del PFE dependerá de la interac­ción entre su material genético y el ambiente ade­cuado que permita la expresión del genotipo. En las razas puras se ha comprobado que el factor genético influencia entre un 15 a 30% de la variación obser­vada en un carácter, en cambio, al cruzar individuos que difieren más en su composición genética, este porcentaje aumenta (Ensminger, 1973).

A su vez, el medio ambiente es capaz de inhibir o estimular la plena expresión de las potencialidades genéticas de un individuo, es decir, determina el grado en que se expresarán las diferencias genotípi­cas. Dentro del factor ambiental, la alimentación juega un rol primordial ya que no puede haber me­joramiento en las características de los caballos des­cendientes del PFE sin una alimentación adecuada. Un caballo de tiro requiere una alimentación equili­brada acorde a la edad y tipo de trabajo, más aún si se trata de caballos mejorados que poseen un mayor desarrollo corporal, sobre todo en su masa muscular y estructura ósea (Águila, 1987; Archer, 1980; Hintz y col. 1976; Mujica, 1943). Algunos antece­dentes nacionales indican que en nuestro país del caballo mestizo criollo no recibe un adecuado ma­nejo alimenticio y sanitario (Águila, 1987; Zegpi, 1986). Por lo tanto, la alimentación de los caballos mejorados no puede ser la misma que se da a los caballos mestizos criollos, ya que esto impedirá que estos animales expresen todo el potencial genético adquirido de sus padres. Ello indica que debe existir un cambio en la alimentación a que está acostum­brado el agricultor nacional a entregar a estos ani­males de modo de obtener de ellos un mayor rendi­miento y capacidad de trabajo (Águila, 1987). Otro aspecto importante que influye en la expresión de las características genéticas de un caballo de tiro se relaciona con la edad que inicia su trabajo de trac­ción. Un caballo de tiro puede ser incorporado a trabajo liviano a partir de los 2 a 2,5 años de edad (Carrasco, 1987; Zegpi, 1986). Sin embargo, según Dussert (1987) en nuestro país no se realiza un trabajo progresivo que permita al animal completar su normal desarrollo corporal, sino que ya a los 2 años los caballos son sometidos a esfuerzo físico de la misma intensidad que el de un animal adulto, lo cuall puede repercutir negativamente sobre su es­tructura ósea. Además, este problema puede poten­ciarse si no existe una alimentación adecuada que aporte los requerimientos nutricionales necesarios para crecimiento y trabajo (Águila, 1987; Archer, 1980: Hintz y col., 1976).

En conclusión se puede señalar que si bien las características de los actuales caballos descendien­tes del PFE no coinciden plenamente con el formato de un caballo de tiro pesado lento, sus medidas hipométricas, y su conformación son más cercanos al estándar descrito para este tipo de caballos que los observados en los caballos mestizos de tiro criollos. Del mismo modo, la conformación zootécnica de los caballos descendientes del PFE se asemeja a la de un caballo de tiro pesado lento, mientras que la correspondiente a caballos mestizos de tiro criollos se acerca más a la de un caballo de silla. Por lo tanto, los caballos descendientes del PFE presentan una mayor corpulencia física, producto de un mayor desarrollo corporal, estructura ósea, con una capaci­dad pulmonar y cardíaca que determinan un mayor débito kilogramétrico, que les permitirían presentar una mayor resistencia física al trabajo agrícola en comparación a los caballos mestizos de tiro criollos.

Anexo 1

CLASIFICACIÓN DEL TIPO SEGÚN DATOS HIPOMÉTRICOS (Beltrán, 1954; dussert, 1987)

I. CABALLO TIPO TRACTOR DE LABOR AGRÍCOLA (TLA)
1. 2. 3. 4. Proporciones mesolíneas o lingilíneas. Alzada a la cruz mayor a 168 cm. Longitud del tronco mayor a 182 cm. Perímetro torácico mayor a 214 cm.
II. CABALLO TIPO TIRO PESADO LENTO (TLP)
1. 2. 3. 4. Proporciones brevilíneas. Alzada a la cruz entre 162 y 168 cm; ambos incluidos. Longitud del tronco menor o igual a 182 cm. Perímetro torácico entre 194 y 214 cm.
III. CABALLO TIPO TIRO MEDIO PESADO (TMP)
1. 2. 3. 4. Proporciones mesolíneas. Alzada entre 157 y 163 cm. Longitud del tronco entre 157 y 163 cm. Perímetro torácico entre 182 y 193 cm.
IV. CABALLO TIPO TIRO LIVIANO (TL)
1. 2. 3. 4. Proporciones sublongilíneas. Alzada a la cruz entre 150 y 160 cm. Longitud del tronco entre 151 y 162 cm. Perímetro torácico entre 171 y 181 cm.
V. CABALLO TIPO SILLA (S)
1. 2. 3. 4. Proporciones longilíneas. Alzada a la cruz menor o igual a 160 cm. Longitud del tronco mayor o igual a 141 cm. Perímetro torácico entre 160 y 170 cm.

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Recibido el 26 de marzo de 1993, aprobado el 25 de octubre de 1993.