Los Ángeles, 13 de agosto de 1990.

Señor Editor Avances en Ciencias Veterinarias Casilla 2, Correo 15. Santiago.

Con respecto a la estimación de pérdidas por leucosis bovina adjunto la siguiente información. El ar­gumento que condiciona las pérdidas que la leuco­sis produce en nuestros rebaños, a las limitaciones para su exportación, obviamente no produce impac­to entre nuestros productores. Es por eso que hemos realizado esfuerzos para cuantificar el daño real, directo.

Partiendo de la base de que desde el punto de vista económico 'el promedio óptimo de vida pro­ductiva de las vacas es mucho mayor que el real' y de que 'la eliminación involuntaria está reduciendo sustancialmente las utilidades de los productores' (G. W. Rogers y col. J. Dai. Sci. 71,1,1988.), Se realizó en 1983 una encuesta en lecherías de la VIII Región.

Con el patrocinio del SAG y la colaboración de la Agrupación de Médicos Veterinarios de Biobío, dicha encuesta incluyó una serie de consultas en los predios en los cuales se había diagnosticado LEB (prueba IDAG) y en predios que no habían realiza­do el diagnóstico y que, por lo tanto, podrían tener o no la enfermedad.

Esa encuesta logró establecer que los predios con LEB tenían una mortalidad de 1,75% mayor y un número de partos 0,4% menor que el resto, cifras que, aunque interesantes, no nos parecieron sufi­cientemente expresivas.

Más importante fue la tasa de eliminación, en que se constató una diferencia de 5,5%. Este aspec­to influye decisivamente en la 'edad del rebaño' y la 'productividad por vida', caracteres que 'constituyen los factores más importantes para la rentabilidad de las vacas' (G.W. y col ., J. Dai, Sci., 71,1,1988.).

Particularmente dramático es este efecto en reba­ños que, siendo de calidad genética sobresaliente, no tienen la OPORTUNIDAD de expresarla, pues­to que, en promedio, no alcanzan a completar la tercera lactancia.

Una investigación (J. Brenner y col ., Vet. Im­munol & Immunopathol. 22, 1989.), realizada con un grupo de rebaños lecheros de Israel corrobora y complementa nuestra tesis, al concluir que:

Durante 36 meses de observación, entre las va­cas eliminadas, hubo una diferencia del 28% en favor de aquellas positivas a IDAG. Al 'parear' vacas positivas con negativas se constató que la pareja positiva se eliminó en una proporción de 2,5 veces su compañera. Esta diferencia era altamente significativa estadísti­camente. También se constataron diferencias apreciables en producción y reproducción. Particularmente interesante es que de un grupo de animales naturalmente infectados con Trichophyton verrucosum , entre aquellos que se recuperaron espontáneamente, la gran mayoría eran animales negativos a LEB, y los no recupe­rados eran prácticamente todos positivos.

Ello confirmaría lo expresado por Yamamoto y col . (1984): 'Se ha recopilado mucha información que sugiere una baja en la respuesta inmunitaria humoral y probablemente celular en vacas infecta­das con virus LEB'.

Nosotros anteriormente, así como los autores de la última publicación citada, concluimos que: 'En la mayoría de los casos el animal es eliminado antes de la aparición de síntomas de alguna enfermedad grave'. Y estos últimos agregan: 'Causada por la evidencia de una persistente inmunodeficiencia'.