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En el curso de la inspección veterinaria en plantas de faena de vacunos en Montevideo, ha llamado la atención la presentación, relativamente frecuente, de estructuras situadas exclusivamente en la fascia del músculo pterigoideo interno, no descritas hasta el momento. De acuerdo con estos antecedentes se realizó un estudio en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República, Uruguay, y en el Departamento de Patología de la Universidad de Kansas, USA. Para ello se inspeccionaron los grupos musculares de 746 reses, principalmente novillos de raza Hereford, extrayéndose algunas porciones de músculo pterigoideo interno o pequeño pterigoideo, con su fascia, que contenían las estructuras que se fijaron en formol al 10%, se incluyeron en parafina, se seccionaron y se colorearon con hematoxilina–eosina y con la reacción del ácido periódico de Schiff. Algunas estructuras se puncionaron y con el fluido obtenido se confeccionaron frotis coloreados con Giemsa.

La presencia de 'estructuras' se detectó en 108 de las 746 reses examinadas (14,4%), encontrándose tanto en novillos como en categorías más viejas, de ambos sexos, y en animales provenientes de todos los departamentos del Uruguay. Se trataba de quistes, de color marfil, con contenido mucoso y pared propia de forma redondeada o elongada, con un tamaño de hasta 20 mm de eje mayor, 8 mm de eje menor y 5 mm de espesor, situados exclusivamente en la cara externa de la fascia del músculo pterigoideo interno (figuras 1 y 2).

Figura 1. Dos trozos de pterigoideo interno con su fascia, mostrando quistes de diferentes formas

 

 

Figura 2. Corte sagital de un quiste branquial. Se observa su pared, indivisa de la fascia que recubre al músculo; a este aumento destacan en su cara interna únicamente las células mucosas que han tomado la coloración de Schiff y aparecen más oscuras (flecha). Los quistes muchas veces presentan un contenido celular, como en este caso. 16 x. 

Cien animales presentaban uno o más quistes en uno de los músculos pterigoideos; 8 animales presentaban quistes en ambos músculos pterigoideos.

La pared de estas estructuras estaba constituida por tejido fibroso, recubierto internamente de tejido epitelial estratificado no ciliado, con algunas células mucosas que toman la coloración de Schiff (figura 3). En algunos tramos el tejido epitelial es escamoso (figura 4). El interior del quiste está ocupado por gran cantidad de células epiteliales polimorfas, degeneradas y policromáticas con la coloración de Giemsa (figura 5) y embebidas en una matriz de sustancia queratinosa que toma la coloración de Schiff (figura 3).

Figura 3. Pared y contenido de un quiste branquial. Se observa de izquierda a derecha: tejido conjuntivo formando la pared del quiste, revestimiento interno del tejido epitelial estratificado no columnar ni ciliado (1 flecha) con células mucosas que han tomado la coloración de Schiff (2 flechas) células epiteliales degeneradas y mucus Schiff Positivo. 200 x.

 

Figura 4. Uno de los escasos tramos de revestimiento interno con tejido escamoso. 200 x.

 

Figura 5. Frotis del contenido de un quiste. Obsérvense células epiteliales de formas y afinidades tintoriales diversas. Coloración de Giemsa. 200 x.

Los quistes descritos en este estudio, están recubiertos internamente de epitelio estratificado escamoso, con células escamosas, pero a diferencia de los quistes broncogénicos (Fraga y col., 1971) no incluyen en su pared fibrosa, glándulas serosas, músculo liso ni tejido cartilaginoso (Fraga y col., 1971; Batsakis, 1979).

Estos quistes no presentan tejido linfático, el que generalmente está presente en quistes humanos similares (Willis, 1962). Por lo tanto se trataría de quistes branquiales que se originan de vestigios del aparato branquial, ya sea del tejido ectodérmico del arco branquial o del endodermo del saco faríngeo (Willis, 1962). Por otra parte es necesario diferenciarlos de los folículos residuales de los cuerpos y cordones ultimobranquiales que están formados por epitelio simple, ligeramente cuboide, formando quistes de 10 mm, los que contienen material seroso o pastoso en los vacunos (Jubb y Kennedy, 1973; Smith y Gunson, 1977). En cambio, los quistes del ducto tirogloso surgen en el vacuno en la línea media, habitualmente son multiloculares y tienen folículos tiroideos en la pared quística (Smith y Gunson, 1977). Los quistes encontrados en este estudio también son distintos del quiste branquial descrito en una ternera, supuestamente originado del endodermo del 2° saco faríngeo y del ectodermo adyacente, que está recubierto de epitelio columnar seudoestratificado y epitelio escamoso estratificado, queratinizado y pigmentado (Smith y Gunson, 1977).

Los quistes parenquimatosos del cuello, así como los de origen tímico o paratiroideo, descritos en el hombre, se diferencian por su citología específica, cuando presentan recubrimiento interno (Batsakis, 1979).

Los mucoceles salivales descritos en el perro no tienen recubrimiento epitelial (Hulland y Archibald, 1973).La inserción de estos quistes sobre la fascia muscular y su contenido cremoso, los diferencian de Cysticercus bovis en el primer examen. Cabe destacar que no se han apreciado quistes sarcosporidianos macroscópicos en el vacuno; sin embargo, la celularidad de la pared de los quistes mucosos y el abigarrado conjunto de bradizoítos en forma de banana, típico del contenido de los quistes sarcosporidianos, son elementos que los diferencian claramente entre sí.

Finalmente es necesario consignar que no es posible conocer la evolución clínica de estos quistes por no existir datos locales disponibles.

Referencias

BATSAKIS. K.G. Parenchymal cysts of the neck. In: Tumors of the head and neck. 2nd. ed. USA. Williams and Wilkins, 1979. 233–239.

FRAGA, S.F., E.R. HELWIG, S. ROSEN. Bronchogenic cysts in the skin and subcutaneous tissue. Amer. J. Clin. Path. 56: 230238, 1971.

HULLAND, T.J., J. ARCHIBALD. Salivary mucoceles in dogs. Can. Vet. J. 5: 109–117, 1964.

JUBB, K.V.F., P.C. KENNEDY. Patología de los animales domésticos. Barcelona. Ed. Labor, v. 1, 692 p., 1979.

SMITH D.T., D.E. GUNSON. Branchial cyst in a heifer. J. Am. Vet. Med. Assoc. 171: 64–66, 1977.

WILLIS, R.A. The borderland of embriology and pathology. 2nd. ed. London Butterworths, 280–290, 1962.

Recibido el 26 de octubre de 1989.